Editorial n.2
Todavía no está tan lejos aquella tarde en la que decidimos hacer La forma breve en el café Ay, cariño de Almagro, pero pasó un tiempo y el número 2 se hizo realidad. La constancia es un valor que nosotras entendemos desde nuestra práctica. Sostener el impulso de escribir, sacar una foto, llevar a cabo una búsqueda incierta y seguir contra cualquier dificultad. Con constancia también seguimos haciendo esta revista porque sabemos que no basta con querer hacerla, sino que hay que mantener la decisión empecinada de hacerla, más en este tiempo en el que tantas cosas se ven amenazadas y dejan de existir.
La conversación entre nosotras que no cesa, la conversación con quienes invitamos a participar en la que surgen ideas o les hacemos propuestas de escritura, es algo que alienta este proyecto, un entramado fértil de palabras y encuentros que esperamos seguir manteniendo. La revista, como toda actividad deseada, es una forma de vida, una nueva manera -en permanente movimiento- en la que nos relacionamos y nos construimos en un hacer en común.
Para este número contamos, nuevamente y para nuestra dicha, con la participación de Alberto Muñoz que como la voz de una divinidad plebeya nos habla al oído desde algún rincón de la ciudad o desde la isla donde pasa temporadas. La forma breve está hecha de silencios y de sonidos. La fotógrafa Adriana Lestido, generosamente, aceptó un encuentro por zoom para contarnos sobre el proceso de filmación de su ópera prima, Errante. La conquista del hogar. Del cine al papel y del papel al cine, el director Gustavo Fontán nos comparte algunos pasajes del cuaderno de filmación de La terminal, que es también una bitácora de viaje, un álbum de fotos, flores secas y poemas queridos. El ruso deletreado por Marina Berri y su relato sobre la conquista de una lengua y una cultura donde conviven nevadas, trenes y escritores amados. El descubrimiento de una obra que conmueve, el idioma materno, las madres en las vidas de las dos: Maria Grazia Calandrone y Vanna Andreini, poeta y traductora. O, como nos cuenta Mariana Docampo, descubrir lo ominoso del poder y las identidades en torno a la tierra.
La novela de Roberto Appratto, de la que publicamos un avance, también es un ensayo sobre las formas de la memoria en una escritura espiralada que empieza en su casa de la infancia y pasa por lugares tan cercanos y tan lejanos como el melodrama de Douglas Sirk. La infancia, territorio grandioso del descubrimiento. Ahí se asoma el padre sorprendido de los poemas de Un cuento sin palabras, último libro de Hernán Lucas, aún inédito. El movimiento contrario sería el de los hijos mirando a sus padres o a las personas que fueron antes de ser sus padres, sobre ellos escribieron Eduardo Muslip y Alejandra Costamagna, también Ana Fornaro, que traza un linaje familiar de mujeres ocurrentes y a contrapelo. De linajes mezclados, identidades movedizas, es la Bolivia que lee Carime Morales Salomón en la novela Seúl, São Paulo de Gabriel Mamani Magne. Afterglow, así se llama el trabajo fotográfico de Maxi Magnano que acompaña las entradas, excepto la entrevista a Adriana Lestido. Imágenes que no ilustran sino que cobran sentido en su conjunto. Fotos con brillos melancólicos, vacías de personas, que bien pueden ser de la ciudad del pasado en la que nos criamos o de la misma que hoy caminamos. En este número hay territorios, imágenes y escrituras. Nos fascina cómo quedó y no vemos la hora de compartirlo con las lectoras y los lectores que ya nos descubrieron y los que están por venir. Esperamos que lo disfruten tanto como nosotras.
Alejandra Zina (Buenos Aires, 1973)
Coordina talleres y clínicas de narrativa. Sus cuentos forman parte de antologías de Argentina, Uruguay, Brasil, México y España. Sus últimos libros son Íntima distancia (Dábale arroz, 2021), una serie de textos híbridos, y la colección de cuentos Hay gente que no sabe lo que hace (Paisanita, 2016). Desde 2006 hasta 2023 fue una de las organizadoras del ciclo Carne Argentina de lecturas en vivo.
Foto: Noelia Monópoli
Cecilia Ferreiroa (La Plata, 1972)
Vivió su infancia en el exilio, primero en Venezuela y luego en México. Es autora de los libros de cuentos Señora Planta (Blatt & Ríos, 2016) y La parte enferma (Obloshka, 2020). Integró la Antología Cuento Digital Itaú 2012 y publicó narraciones en diferentes revistas y suplementos periodísticos, así como algunas reseñas. Fue una de las organizadoras del ciclo de lecturas en vivo “Lecturas y Licores” en la librería Caburé de San Telmo. Su próxima novela, Nombre de familia, saldrá en 2025 por el sello EMECÉ.
Foto: María Cirer
Noelia Monópoli (Mar del Plata, 1978)
Fotógrafa, docente y licenciada en curaduría en artes (UNA). Coautora del libro Momentos Nómades, un recorrido visual de Asia a América. Como fotógrafa ilustró tapas de libros de ficción y retrató a sus autores para diferentes editoriales (Paisanita Editora, Random House, Asphalte Francia, entre otras).
Felicitaciones por la propuesta y que crezca. Conocí a Alberto y talló el poeta que soy y lo digo sin pudor. Desde entonces tengo una vida diferente, juego a ser pediatra y veo la vida desde la poesía.
Hola Claudio, gracias por leer, escuchar y comentar. Que gran maestro Muñoz.