Presentación de La forma breve Nº2

Presentación de La forma breve Nº2

El viernes 28 de junio de 2024, en Monstera Club Cultural (Villa Crespo, CABA), presentamos el número dos de La forma breve. Proyectamos fotos del libro Afterglow de Maxi Magnano, curaduría visual de este segundo número. Los presentadores fueron Vanna Andreini, Hernán Lucas, Carime Morales Salomón y Eduardo Muslip, que comentaron el número y dijeron palabras hermosas sobre la revista. Para cerrar Vanna contó cómo descubrió a la escritora italiana María Grazia Calandrone y leyó algunos poemas que tradujo especialmente para este número. Como el año pasado, hacía un frío invernal pero adentro tuvimos una noche íntima y amorosa. Vinieron amigos y amigas, lectoras y lectores, y otros colaboradores de este número, como Ana Fornaro, Gustavo Fontán y Mariana Docampo. Agradecemos a todos por habernos acompañado y hacer que La forma breve sea un lugar de encuentro. También a María, Facundo y todo el equipo de Monstera por habernos recibido con tanta buena onda. Abajo reproducimos los textos maravillosos que leyeron esa noche Carime y Hernán.

 

Carime Morales Salomón

Como las formas son importantes en esta presentación, voy a comenzar agradeciendo mucho a Cecilia y Alejandra por invitarme a escribir una reseña en esta hermosa revista que tiene un nombre tan espectacular: La forma breve. Un título que produce tantas preguntas: un texto breve, ¿es corto?, ¿respecto a qué?, ¿o es un texto de palabras breves, o un texto recortado, o es de un efecto breve, que se esfuma rápido de la cabeza de los lectores, o un golpe fuerte que te deja knock out? La brevedad, un adjetivo problemático, pero decirle forma a un texto, más problemático, más misterioso, más sensual, más creativo.

Les voy a contar algo que aprendí cuando leía la revista. Gran parte del trabajo de los biólogos, durante cientos de años, se trató de describir las formas de la vida. Como ustedes saben, Darwin formuló su teoría de la evolución por selección natural observando diferencias entre plantas y animales de todo el mundo. Pero me interesó conocer que Stephen Gould encontró una refutación a la idea de que todo en la vida tiene una función (evolutiva), y lo hizo observando la forma que tiene una cúpula. O sea, mirando el techo. Piensen en una cúpula, entre arco y arco, que están puestos para que se sostenga la estructura, quedan unos espacios ociosos que se llaman enjutas. Estos espacios no tienen una función en la estructura, son el resultado de la unión. Viendo esto, Gould pudo reconocer escamas, testículos, colores, venenos, etc. que por años estuvieron observando y a los que les buscaron inútilmente una función. La evolución deja rastros inservibles.

Creo que las personas que hicieron esta revista sabían esto. Porque contra la idea, hermosa por cierto, que todo en un texto tiene que tener una función (por ejemplo, Willa Cather, una maestra de la narrativa norteamericana, criticaba el excesivo mobiliario de un texto) y todavía más si hablamos del rey de la forma breve, el cuento, en el que no debe sobrar ni una coma, contra la idea de que el texto breve es casi un texto contraído, hecho de pura tensión, obsesión por la palabra precisa y una aniquilación de adjetivos, esta revista se le anima de verdad a investigar formas breves distintas: el audio de whatsapp, el adelanto de un libro, textos inconclusos, algunos poemas. Le encontraron la vuelta.  

Si esta revista fuese una película, sus locaciones encarecerían mucho su realización: Córdoba, Buenos Aires, Rusia, Bolivia, Chile, Brasil, Uruguay, y el Círculo Polar Ártico son escenarios desde y de los que se escribe en este concierto. Ayer leí la revista de nuevo y es sorprendente cómo los textos dialogan como si se conocieran. En “Suena Muñoz”, el autor se encuentra “en la gran dificultad de asistir a su propia vida” y Vanna Andreini, en “En donde el amor se sella”, mi nota favorita, le contesta “Pero la vida nos ignora… Mientras bajamos las bolsas de compras, el mar, abajo, mueve su medida gigantesca”. ¿Qué colectivo, el de “pájaros en polvo”? Migraciones, mudanzas de un piso 14 a un pasaje, de un panteón a otro, contrastan con la guerra por la tierra que libra Mariana Docampo.

Y queda espacio para pensar en lo inútil siempre que nos juntamos a hablar de literatura. Todavía más si hablamos de cúpulas, no de cópulas, porque eso podría tener una función evolutiva en todo caso, algunos días en el mes. La pregunta obvia del internet: cómo en un contexto de crisis y locura se te ocurre hacer una revista literaria. La literatura es una enjuta en sí misma. Aparece en los contextos más felices y menos felices, a veces como apéndice, a veces como escamas, sin una función aparente. A veces aparece como un cuchillo y a veces como un pulmón. En este país, con una tradición espectacular de revistas literarias, no cabe la pregunta de por qué hacer una. Cabe la celebración de tener esta forma, no entre las manos, sino en la nube. En la evolución de las revistas argentinas, bienvenida esta, que tenga una larga vida, y todas las enjutas posibles.

 

Hernán Lucas

En cada uno de los textos de este N°2 de La forma breve, una primera persona procura dar cuenta de una experiencia. En el de Marina Berri, por ejemplo, el aprendizaje del idioma ruso aparece como un delicado recorrido a través de un mundo en forma de abecedario, que a la vez se mezcla con la experiencia de la maternidad.

En casi todos los textos de esta revista, siempre se trata de algo del mundo, pero ese algo del mundo revela también un lazo íntimo con la primera persona que lo describe.

Este lazo íntimo suele no estar exento de perplejidad, como la que debe de haber sentido Mariana Docampo cuando en medio de un intento de toma de su propia casa, cuenta que recibió una invitación a presentar un libro titulado Tomar las aulas. “¿Justo en medio de un intento de toma -se pregunta la narradora- me invitan a presentar un libro así?”.

En algunos casos, la relación entre esa primera persona y el asunto que la convoca es de identificación, aunque hasta cierto punto, como en el caso de la reseña que Carime Morales Salomón escribe sobre la novela Seúl, São Paulo, de Gabriel Mamani Magne. En el comienzo de su reseña, Carime anota que hay un personaje que se llama Tayson, que al principio es un niño blanco y achinado que ha nacido en Brasil en el seno de una familia boliviana, “y es la razón por la que me gusta esta novela”, escribe Carime. “Después será un vendedor de pochoclos, un voceador de minibuses, un desertor, un enamorado, un gordo, un busca. En parte, soy yo”, agrega la autora de esta reseña. “Pero”, continúa, “es una novela que desarma todas las identidades, que no permite a ningún personaje “ser” algo definido, aunque les pregunta todo el tiempo qué son.”

Vanna Andreini, poeta y traductora italiana que vive en la Argentina desde que es adolescente, traduce a la poeta italiana Maria Grazia Calandrone. Vanna cuenta cómo llegó a esos textos, con los que guarda una relación casi pulsional: “Hay una urgencia que se mueve en mi pecho, la urgencia del encuentro, la ansiedad del encuentro amoroso. No importa qué tan acertada sea la traducción o lo sean las palabras que elegí, las necesito, necesito que existan ahora, necesito que suenen en este otro idioma”. Vanna se pregunta entonces por qué se ama un libro y hacia el final de su texto, antes de sus traducciones, transcribe algunos versos de Maria Grazia:

“Las palabras no sirven para nada./ Solo tenemos el tiempo de la vida, mamá./ Nada más./ ¿Puedo estar cerca tuyo?”

Los signos con que las primeras personas de esta revista buscan dar cuenta de una experiencia a veces no alcanzan o a veces están a punto de ser rebasados. Por eso se trata de una publicación que se ubica del lado del proceso de la escritura más que de los resultados finales (como si tal cosa existiera, en este terreno…)

En la entrevista que Noelia Monópoli, una de las editoras de la revista, le hace a la fotógrafa Adriana Lestido a raíz de su primera película (en la que registra un recorrido por el Círculo Polar Ártico), Lestido menciona un viaje previo, a la Antártida. Describe el equipo fotográfico que llevó, “pero -aclara- si finalmente no servía nada de lo que hiciera, no pasaba nada. Quiero decir que nunca el resultado es lo prioritario, lo que me mueve es la experiencia vital, lo que sucede mientras estoy creando algo y que de ahí derive lo que derive.”

Noelia, Alejandra Zina y Cecilia Ferreiroa afirman en la editorial: “La revista, como toda actividad deseada, es una forma de vida, una nueva manera -en permanente movimiento- en la que nos relacionamos y nos construimos en un hacer en común.”

En La forma breve, varios de los textos que la integran no revisten las formas típicas de la literatura. Incluso en aquellos que exteriormente sí, como el capítulo de la novela Escrito en el viento, de Roberto Appratto, la narración avanza inmóvil, como suspendida en una atrapante meditación: “Como pensaba Kafka, la autobiografía, esa arma del yo racional, no nos permite llegar en absoluto a la verdad sobre nosotros mismos. A esta verdad solo se accede por medio de la autodemolición del yo: o por la metamorfosis impersonal del relato y la novela, donde el yo se disuelve en una trama de relaciones objetivas. Es decir, cuando uno habla de sí mismo a través de otras cosas que también son uno mismo, pero se proyectan hacia un afuera impersonal”.

Por esta revista circulan primeras personas dando cuenta de alguna experiencia, de algún afecto. Algo que las tocó y las volvió transparentes por un momento. Pienso en otro pasaje del texto de Marina Berri, en este caso sobre unos dibujos animados rusos: “Prabu le explica a Kolia para qué sirve la máquina que junta la nieve. Mientras hablan, Prabu y Kolia desaparecen, solo surge alguna mano cuando mueven un autito”.

Eduardo Muslip y Alejandra Costamagna fueron convocados por las editoras para escribir sobre fotos en las que aparecen sus madres y/o padres antes de serlo. 

Muslip en su texto observa: “No sé si alguien que ve esta foto piensa en juventud, belleza y felicidad; creo que lo pienso porque mi mamá recordaba esos tiempos como felices”.

 A veces el sentido de la imagen está fuera de ella, y a veces la imagen desmiente las palabras. En el texto de Costamagna, leemos: “Ella no recuerda el momento preciso en que se conocieron, pero cuando me dice “no lo recuerdo” el brillo de su voz ilumina sus mejillas y veo a la muchachita que fue entonces.”

Las palabras a veces no alcanzan para dar cuenta de la experiencia. El texto de Alberto Muñoz, prescindiendo de los signos escritos nos llega a través de su voz grabada, justamente para situar sus desencuentros con la vida: cuando él la busca ella no aparece; y viceversa: cuando ella lo busca, él no está y entonces le deja papelitos en la heladera.

Se ve que el amor por lo ruso de Marina Berri ya está empezando a hacer efecto, porque las palabras de Muñoz me hacen acordar a un cuento de Chejov, en el que un obispo intuye que tal vez en el ansiado más allá, se le dé por añorar la vida en el más acá…

En Panteones, el relato de Ana Fornaro, la muerte es una ligera presencia familiar. De alguna manera, el más allá ES el más acá. “Mientras vacío el florero y busco una canilla entre las tumbas -escribe Fornaro- me pregunto dónde estaba yo el día del entierro de Milton”. En este relato la vida es sueño y entre tantos finaditos esa canilla refulge como algo momentáneamente real.

El diario de rodaje del director Gustavo Fontán nos permite asomarnos a un viaje hacia el set de filmación (no por nada el título del libro es Cuadernos del merodeo) en el que Fontán anota deseos, recuerdos, observaciones, ideas. La inminencia de la llegada al set, la inminencia de empezar a filmar, hace del sujeto de esas notas una anticipada cámara de filmación.

Las fotos de Maxi Magnano que acompañan los textos de la revista son ocasiones, escenas para hacerle lugar a una franja de luz que cruza superficies diversas: paredes azulejadas, vidrieras, la cuerina del asiento de un tren. Esa franja de luz revela incisiones, texturas, insospechadas calidades de las superficies que cubre.

La portada de mi futuro libro, cuyo adelanto integra este apasionado número de La forma breve, ya no quiero que tenga otra foto que la que Alejandra, Cecilia y Noe eligieron para que lo acompañe acá.

cropped-la-forma-breve-version-FINAL-1.png

Añadir un comentario

No se publicará tu dirección de correo electrónico. Los campos obligatorios están marcados con *