Todo esto también pasó o la luz estaba igual
Eloísa Oliva
A modo de presentación
Estos poemas-casi-líneas nacieron con intención de ser una crónica de viaje, en el momento en que viajar volvía a ser apenas normal. Salía de nuevo al mundo, mientras mi vida íntima se resquebrajaba y cambiaba.
Era un momento borroso, había señales que no llegaba a articular. Pedazos de relatos, imágenes, olores, datos, recorridos. Me fui agarrando de esos fragmentos, consignándolos. Lo omitido es lo que hubiera hecho de este texto una crónica. Otra vez, soy más poeta que cualquier otra cosa. Entonces quedan estas líneas, rescatadas de la neblina.
Selección de Todo esto también pasó o la luz estaba igual
La gente se ha marchado y en las casas se han quedado a vivir sus fotografías
en “Monólogo acerca de cuán indefensa resulta la vida pequeña en este tiempo grandioso”,
Voces de Chernóbil, de Svetlana Alexiévich
La luz estaba igual, esa vez que pasamos por acá: el sol de la tarde, la copa de los pinos, lenta, el mar vibrante, los edificios de los ricos. La costa de la mansa, como le dicen a este lado de la península.
En el principio, olor a pino, resina, tierra caliente. Más adelante, el aire leve, podrido; algo deshecho, algo sin borde.
Camiones y chimeneas, edificios semiabandonados. Esos extraños caballitos de metal, las grúas del puerto.
En el país, está de moda hacer casas con containers. Las cajas llegan a la costa del río, cargadas de mercancías. Se desperdigan tierra adentro para guardar personas.
Ahora bordeamos una refinería, la chimenea tira fuego. Qué se consume ahí, de qué es símbolo esa llama.
Los lugares, algo flotante, enramado en nuestra biografía.
Esta ciudad es la de hoy y la que viste el 11 de enero de 2002. Es también quien eras el 11 de enero de 2002. Una criatura que insiste en lugares equivocados.
Seguís siendo esa.
Leés a Circe Maia. Habla de cuando una cosa es una cosa, pero siempre es otra cosa.
El sistema que sostiene el sentido. Algo latente, atrás de todo.
Sistema. Sostiene. Sentido.
Ahora cruzamos el país rural, los minifundios, las parcelas, el cielo tropical.
Avanzamos por la geografía ondulada. Vas con otras mujeres. Vas a trabajar. A la frontera, lejos del mar, en el norte.
Atravesamos pinares, sembrados para la industria forestal. Te cuentan: hay un índice que mide la calidad del suelo. Los pinos extenúan la tierra ya extenuada. Cambian los índices. En treinta años, dicen, todo será estéril.
Pensás en tu casa, querés volver. Pero tu casa ya no es tu casa. Es un juntadero de mesa, sillones, cama, lavarropas.
Circe Maia también dice: cuando algo se torna ininteligible por mucho tiempo, peligra la salud mental.
Habla de un viaje. Habla de un tren. Habla de amor.

Eloísa Oliva (Buenos Aires, 1978)
Poeta, comunicadora y periodista. Vivió gran parte de su niñez y adolescencia en Neuquén y actualmente vive en Córdoba. Entre 2007 y 2008 formó parte de la editorial La Creciente. Sus textos han sido publicados en diversas antologías de poesía y narrativa. El núcleo de la tierra (Nebliplateada, 2019), Un don sensacional (Caleta Olivia, 2022) y Oración por la casa (Maravilla, 2023) son sus últimos libros publicados. Todo esto también pasó o la luz estaba igual será publicado por el sello Salta y Perú, Barrio Universitario, Bahía Blanca, en 2025.
Foto: Clara Muschietti

Las palabras de Eloísa, siempre luminosas.
gracias, querida lila.